martes, 15 de marzo de 2011

Las historias no acaban

Las historias no acaban. Después de cada entrada en el blog debería escribir: "continuará".
Los trapos sucios se lavan en casa y un blog es demasiado público como para considerarlo "en casa". Pero, las enseñanzas de trapos sucios y de trapos limpios pueden estar ahí para todos.
Así que sigamos con la última entrada. Lo que entre iguales es un virus, entre desiguales es una infección en toda regla. El autoritarismo es una enfermedad de quienes no pueden apoyarse en un razonamiento convincente. "Esto se hace así porque lo digo yo", o "porque lo dice la ley (según la interpreto yo)", o "porque me han dicho (el mando siempre es una cadena) que lo diga yo". Estos son los síntomas del autoritarismo. Pero, en las relaciones humanas es una enfermedad contra la que aún no hemos encontrado vacuna. ¡Ay, la acracia!
Los que somos iguales tenemos que aprenderlo bien para no contagiarnos, para poder tener entre nosotros relaciones sanas. Y debemos aprender quiénes somos iguales y quiénes no lo son, para saber dónde apoyarnos y a quien respetar.
Un abrazo para los que estaís pasándolo mal. Reconducid vuestra furia hacia posturas constructivas de verdadera igualdad. (Y esto no es una orden, sino un deseo)

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