martes, 12 de octubre de 2010

¡LARGA VIDA A LA POESIA!


Largo fin de semana que permite el reposo suficiente para pensar un par de asuntos que me han dado vueltas estas últimas semanas. La lluvia juega a favor.
Dos grandes obstáculos a salvar en nuestra tarea educativa. Cada uno de nosotros en su clase es como el gallo del corral: él tiene siempre la última palabra la que vale, la que manda y la más sabia, la más apropiada, la que encierra la razón.
Así que cuando dos o más gallos nos juntamos como iguales en un corral de gallos, lo que allí se monta no tiene ni nombre. Cuando estamos de acuerdo,  hacemos de la reunión una fiesta y todo marcha  sobre ruedas, pero como estemos en desacuerdo,… Dos palabras distintas y las dos con la razón colgando de ellas. ¡Madre mía!
Para eso está lo de las mayorías. Ya sé que mayoría no es igual a verdad, pero pienso que respetar  (y comprometerse con ella) la mayoría es mejor que no hacerlo, y que la “democracia”  es menos mala que la “no-democracia”.
El otro obstáculo es más difícil de explicar en breve.  Se trata de la “prosa” y su expresión más definitiva (hay otras menos claras, más sibilinas y más frecuentes) es esa afirmación: queremos informes, no literatura. Prosa versus poesía. Pero, un educador es un poeta. ¿Es un valor la eficacia? Cuando construye bombas, no. Cuando nos hace olvidar un horizonte humano, tampoco.
Quiero poner en solfa la prosa. Ya tiene buenos defensores: políticos, banqueros,… Lo que de ningún modo significa que quien quiere ser eficaz (esta entrada de blog, por ejemplo) se convierte en un enemigo de la humanidad. Pero, yo debo reivindicar una y otra vez la poesía. Hagamos literatura. Cuando no tengamos más remedio, hagamos informes. Pero sabiendo que educar es entrar en un mundo de valores y ahí sólo se entra desde la poesía.

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