domingo, 31 de octubre de 2010

Tarde de domingo


Tarde de domingo oscura, lluviosa a ratos, con una hora menos de luz que ayer, la tranquilidad de que mañana también es fiesta, un rico chupito y buena música en los oídos. Así es ahora.
Además ganas de poner en común varias “historias” de estos últimos días: habrá que volver a la última clase del viernes. Había venido alguien de la Cruz Roja a hablar de los problemas de Haití. Supongo (quizás me equivoque) que traía preparadas varias dosis de moralina. Pero, de repente se encontró en medio del fuego cruzado que disparaban un portavoz del tercer mundo disfrazado de inmigrante marroquí dolido con su suerte y un portavoz de la más feroz xenofobia, de esa que sospecha que han venido a robarnos nuestro trabajo y nuestro tranquilo bienestar. El rifirrafe fue interesante y consiguió provocar lo que mis clases sobre la emigración no habían logrado. Habrá que volver sobre ello.
Luego, el sábado recuerdos de viejas épocas de dictadura al hilo del centenario de Miguel Hernández , la muerte de Camacho y el centenario de la CNT. Recuerdos, al mismo tiempo amargos por lo que significó de carencias de libertad y de alegre nostalgia porque era la juventud la que, aún sin saberlo, se expresaba una y otra vez. Aquí será más difícil volver. Nos quedará la oportunidad de recobrar viejas esperanzas, luchas más decididas y hasta ilusiones más utópicas.
Y el domingo paseo suave y agradable con sol casi todo él, una agradable comida y esta sobremesa en la que escribo.
Mañana también os recordaré

No hay comentarios:

Publicar un comentario