viernes, 22 de octubre de 2010

Más sobre la muerte

La muerte de mis antepasados más próximos lleva tiempo haciendo que me ronden pensamientos, sentimientos, preguntas,...
Quizás deberíais leer "¿Cuál es la madre del cordero?" y  "La Madre del cordero II: Doña Muerte madre de la vida" de Eva Magallanes (cuyo blog sigo y del que tenéis referencia en el margen del mío). Quizás los que (yo se que) me leeis seais aún demasiado jóvenes para hacerlo y debáis esperar unos años.
Los textos de Eva son profundos, demasiado como para ventilarlos aquí en unas líneas. Así que mejor no tocarlos. Leedlos. Merece la pena. Ya lo creo.
En tanto en cuanto soy consciente de mí mismo, puedo afrimar (hoy; ¿mañana?) que no tengo ningún temor a la muerte, salvo la ligera incertidumbre que se deriva de lo que les pueda suceder a los que queden vivos entre mis "seres queridos".
La muerte es algo natural, lo más natural de todo, porque nos acontecerá a todos y ciertamente a ella le seguirá toda la vida desencadenada por mi parte de historia. La historia, sin mí ( y sin tí, claro) sería otra. ¿Mejor?, ¿peor?. No se. Distinta. Y eso es lo que mueve mi parte de historia. Y eso moverá, espero, mi muerte.
Como muy bien dice Eva tratamos de esconderla. Pero, que sepamos que no es  posible. Que, aunque no lo digamos, aunque no lo hablemos, sabemos que está ahí, que pensamos en ella y la sentimos. Como dice D. Juan (el de Castaneda), la muerte está ahí, siempre sobre nuestro hombro izquierdo, y, si fuéramos suficientemente veloces volviendo la cabeza, la veríamos.
No deberíamos ocultarla. Viviríamos mejor.
¿Entra en algún capítulo del extenso programa de la educación BÁSICA?
Como siempre, buen finde

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