lunes, 13 de septiembre de 2010

Alumnos buenos, ¿chocheo?

Casi podría decir que hoy he dado mi primera clase de este curso, el último de mi vida laboral. Espero.
Ya tuve una clase la semana pasada, pero nos dedicamos a juguetear en el aula de informática, porque se quedaba colgando entre la nada y el fin de semana.
Esta mañana me parecía haber vuelto a muchos años atrás.
Sólo iba a presentarme, presentar el curso en sus contenidos y metodologías y dar las primeras instrucciones para echar a rodar. Llevaba preparado el primer trabajo a realizar, pero no ha dado tiempo, como en los mejores tiempos de la ESO en esta Escuela.
La única diferencia clara que un extraño hubiera encontrado entre esta presentación y la que hice hace 10 años estaría en los contenidos del curso y en las implicaciones que dicho cambio tiene en las metodologías y las formas de evaluar.
Por lo demás, sentados enfrente, 21 alumnos atentos, silenciosos, formales. Como hace 10 años, alguno un poco más inquieto, otro un poco más ingenioso, otro un poco más preguntón, menos seguro, un poco más despistado,… nada extraño.
Estamos siendo excesivamente duros en el juicio de esta generación de alumnos. Son distintos. Tienen otros problemas: de atención, de “saber estar”, de conocimientos, de intereses manifiestos. Pero, con demasiada alegría muchas veces, demasiadas, parece que son poco menos que unos malhechores.
Hay chavales desquiciados en mayor medida que hace unos años. Hay chavales más “peligrosos” que hace un tiempo. Pero, yo conozco muy poquitos. No debemos generalizar.
Alguna vez habrá que hablar de las herramientas que hoy tenemos para trabajar con estos últimos.
Hoy quisiera incidir, porque así lo he visto, en la bondad de la mayoría.

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